Tom cegado por la rabia, tomo las llaves de su auto rojo,
una campera negra y salio a toda velocidad por las ajetreadas calles de la
ciudad, con lagrimas en los ojos que le opacaban la mirada repetía aquellas
palabras en su cabeza una y otra vez, escuchar como su novia, la una chica a la
cual había decidido respetar le decía “Te amo” a otro, por mas de que la fama y
la mala reputación le diera el titulo de mujeriego tenia sentimientos. La
quería. Pero ella no como el esperaba.
Suspiro de dolor junto con él una lagrima recorriendo su
rostro. Los semáforos no eran muy buenos amigos de él, paso muchos. La policía
lo seguía. Encendió la radio para evitar escucharlos, pero la insulsa canción
no apagaba esos crudos ecos ni mucho menos las sirenas que pasaban de azul a
rojo a cada milésima de segundo. Pero el eco de ese “Te amo”. La risa de la
rubia. Esa risa que pocas veces escucho, lo destruía.
Imágenes, momentos, recuerdos, experiencias venían a su
cabeza. No lo soportaba.
Salio del centro de la ciudad. La policía lo había perdido.
Estación en un mini-súper, encontró con la capucha a cuestas, tapando su cabeza
y provocando una imagen sombría, con la mirada perdida, apretando muy fuerte
los billetes que tenia, miro cada botella buscando la indicada hasta que la vio
y compro la más gran botella de vodka. Se fue muy rápido. Como llego, se fue.
Manejo bebiendo el contenido de la viva pura. Le quemaba la
garganta, pero el sentía placer. Detuvo su auto al ver un patrullero, salio y
comenzó a caminar ocultando la botella en la manga de la campera. Camino con la
cabeza en blanco por el puente, en un momento se detuvo y se sentó muy cómodo,
mientras dejaba de beber y llegaba a una conclusión.
“Jamás creer en el amor, jamás, borracho y libre por
siempre” Brindo el solo tomando otro trago de vodka.
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